No fue un arquero más. Fue El Loco. Fue único, valiente, provocador, revolucionario. Hugo Orlando Gatti murió a los 80 años y con él se va una parte de la historia viva del fútbol argentino. Pero su legado queda, vibrante, intacto, eterno. Gatti debutó en Atlanta, pasó por River, Gimnasia y Unión, pero alcanzó la inmortalidad con la camiseta de Boca Juniors, donde atajó más de 400 partidos y ganó títulos locales, dos Copas Libertadores y una Intercontinental. Su estilo rompió moldes: se paraba fuera del área, salía jugando con los pies, hablaba antes y después de los partidos, y lucía vinchas, guantes de colores y una personalidad arrolladora. Fue el primero que hizo del arco un espectáculo. En un tiempo de arqueros sobrios, Gatti fue rock and roll. Defendió 765 veces el arco en Primera División, récord absoluto. Y paró 26 penales, muchos en momentos clave. Como aquel famoso a Vanderley en la Copa Libertadores 1977, o los duelos frente a Fillol, otro prócer de la época. Tras el retiro, se volvió estrella de televisión, con frases filosas y una lengua igual de atrevida que en su época de jugador. En España fue panelista de “El Chiringuito”, donde seguía generando amores y odios con la misma naturalidad con la que salía a cortar centros. Estuvo internado en los últimos meses, luchando con problemas de salud. Finalmente, este 20 de abril de 2025, dijo adiós. El Loco bajó la persiana, pero dejó la puerta del corazón abierta para siempre. Gracias por tanto, Hugo. Que el cielo te reciba con una ovación de tribuna y una pelota bajo el brazo.