Un mar de emociones cubrió este sábado a Roma. Más de 200.000 personas se reunieron para despedir al Papa Francisco, en una ceremonia histórica donde no faltaron lágrimas, aplausos y una profunda gratitud. Desde la madrugada, fieles de todo el mundo empezaron a llegar a la Plaza San Pedro, que se convirtió en el epicentro de un homenaje mundial. Con pancartas, rosarios en alto y cantos de amor, la gente le dijo adiós al Papa del Pueblo, ese que nunca dejó de tender la mano a los más humildes y marginados. El funeral estuvo cargado de símbolos: flores blancas, el eco del "Gracias Francisco" y la presencia de líderes políticos, religiosos y sociales de todos los continentes. Todos coincidieron en lo mismo: Francisco fue un Papa que rompió moldes, que predicó con el ejemplo y que dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia y en el corazón de la gente. Entre los momentos más emotivos, se destacó el instante en que la multitud, de manera espontánea, entonó el "Padre Nuestro" en distintos idiomas, en una muestra de unidad pocas veces vista. Hoy el mundo llora a un hombre que eligió vivir con sencillez y amor. Y que, hasta su último suspiro, defendió a los olvidados. Hasta siempre, Francisco.