Maxi Meza, ese volante de desequilibrio y dinámica que brilló en la Supercopa y en la Libertadores, atraviesa un momento complicado en River. Tras aquel golazo a Estudiantes en la sexta fecha y su gran pretemporada, el correntino sufrió una distensión en el isquiotibial izquierdo que lo sacó del clásico ante Racing. Desde su regreso, no pudo recuperar el nivel: en los últimos cinco encuentros ni siquiera remató al arco rival, perdió la chispa asociativa y cayó su precisión de pases claves. Marcelo Gallardo, que lo integró al once titular con la idea de aprovechar su buena pegada y llegada al área, lo pasó a rotar para buscar aire fresco y protegerlo de una recaída. En el clásico ante Independiente, Meza jugó apenas 12 minutos de cambio tras superar la lesión; contra Platense ni siquiera sumó convocatoria, aún con trabajo de campo limitado para evitar sobrecargas musculares. Sus números hablan con crudeza: cayó del 87% al 75% de pases acertados, perdió dos duelos por partido y bajó de 1,4 a 0,2 pases filtrados por juego. Además, su recuperación de 3 a 1 intercepciones por encuentro evidencia que todavía no está a pleno físicamente. El cuerpo técnico millonario percibe que Meza sufre una “fatiga muscular y mental” tras el trajín de competencias y la presión de ser opción de Selección. Por eso, le dieron descanso post-lesión y lo volcaron a tareas complementarias: ayuda defensiva en el mediocampo y transición rápida sin tanta libertad creativa. En su lugar, Kevin Castaño y Julián Álvarez tomaron más protagonismo, dejando a Meza afuera del circuito de ataque. Sin embargo, la confianza del Muñeco en su polifuncionalidad sigue intacta: “Maxi tiene todo para volver a ser importante, el trabajo diario y la recuperación lo ayudarán”, confesó Gallardo.            El reto para Meza es claro: superar las molestias físicas, recuperar el gol o la asistencia para volver a engancharse en el plan táctico y asegurarse rodaje sin riesgo de recaída. Con la Copa Libertadores y el Torneo Apertura en juego, cada partido será una prueba para demostrar que puede volver al nivel que lo consagró.