Ni el color caribeño ni la presencia de casi 22?000 fanáticos evitaron el gesto adusto de Messi cuando el árbitro señaló el final. Inter?Miami volvió a resignar puntos (2?1 ante Orlando City) y el campeón del mundo se plantó ante los micrófonos con la misma precisión con la que ejecuta un tiro libre: “Jugamos a ritmo de entrenamiento. Nos faltó agresividad, rebeldía para dar vuelta la historia”, arrancó. Autocrítica sin filtros Desconexión ofensiva: admitió que el tridente con Suárez y Alba no encuentra sociedades: “Estamos partidos; cuando recibo, siento al equipo muy lejos”. Pérdidas evitables: “Regalamos pelotas en salida y terminó costándonos los dos goles”. Actitud: “El rival nos apretó y no reaccionamos. Eso depende de nosotros, no del técnico”. El cruce con el árbitro La calentura se potenció al minuto 78, cuando Messi reclamó una mano en la medialuna. Según contó, el juez le respondió: “No sé de qué me hablás, esa regla no existe”. “La regla existe y lo sabes —le retruqué—. Después me dijo que no conocía las reglas… prefiero no seguir”, relató el 10, aún sorprendido. Panorámica de la crisis Con 18 puntos, Inter?Miami cayó al quinto puesto en la Conferencia Este. Encadenó su segunda caída al hilo; la última vez había sido antes de la llegada de Messi en 2023. El vestuario se marchó en silencio; Gerardo Martino no habló y se espera una práctica a puertas cerradas. ¿Cómo se sale? Messi pidió “entrenar con seriedad” y exigió “recuperar intensidad” de cara al clásico ante Atlanta United. El rosarino, que suma 6 goles y 4 asistencias en la temporada, sabe que la MLS no perdona baches: “Hay que reaccionar ya mismo”, sentenció.