En una noche donde el dolor por la derrota 1-0 ante Platense caló hondo en Boedo, surgió un momento de auténtica pasión futbolera: la platea Norte del Estadio Pedro Bidegain se puso de pie para saludar al rival cuando los jugadores del Calamar se retiraban hacia el túnel de vestuarios, tras el gol decisivo de Franco Zapiola . Lejos de las cargadas o los reproches, esos aplausos resonaron como un mensaje de respeto: el fútbol une más de lo que divide. El griterío llegó justo detrás de los bancos de suplentes, en el sector donde suelen sentarse los simpatizantes más cercanos a la cancha, el corazón mismo de San Lorenzo. Y cuando los futbolistas de Platense se dieron vuelta, correspondieron el cariño con gestos de gratitud y manos al corazón, sellando un instante inolvidable  Sin embargo, no todos los rincones del estadio compartieron el aplauso. Desde otras tribunas se escucharon algunos silbidos, recordatorio de la pasión y la exigencia que demanda vestir la azulgrana. Pese a eso, el eco de la platea Norte quedó como la postal más emotiva de la noche. El gesto llega en un momento clave: San Lorenzo ya piensa en su duelo de Copa Argentina ante Quilmes el próximo 6 de junio, y en la continuidad de Miguel Ángel Russo, quien esquivó preguntas al respecto en la conferencia post-partido. Pero, por unos minutos, el fútbol fue puro diálogo de reconocimientos y gratitud entre hinchada y adversario. Así es el fútbol argentino: capaz de lamentar un tropezón propio y, al mismo tiempo, aplaudir la valentía ajena.