Lo que debía ser un partido clave para definir el futuro internacional de Talleres en la Copa Libertadores, terminó tiñéndose de vergüenza. Durante el duelo frente a San Pablo en el imponente estadio Morumbí, el lateral venezolano Miguel Navarro vivió un episodio lamentable: fue víctima de un insulto discriminatorio por parte del mediocampista paraguayo Damián Bobadilla, lo que desató su llanto desconsolado y generó una ola de repudio en el ambiente del fútbol sudamericano. Según denunció el propio jugador, Bobadilla le gritó "venezolano muerto de hambre" en medio del encuentro. La frase caló hondo en Navarro, que no pudo contener las lágrimas y quedó visiblemente afectado ante la mirada de sus compañeros, rivales y el público presente. El futbolista decidió realizar la denuncia formal ante la Policía Militar que se encontraba en el estadio, y el caso ya está en manos de las autoridades brasileñas. Talleres, a través de sus canales oficiales, repudió el acto xenófobo y manifestó su total respaldo a Navarro. "Nos solidarizamos con nuestro jugador y exigimos que se investigue lo sucedido. No hay lugar para la discriminación en el fútbol", expresaron desde el club albiazul. La institución de Barrio Jardín también pidió a la CONMEBOL que actúe con firmeza ante este tipo de hechos que empañan el deporte y atentan contra los valores de respeto e igualdad. El episodio ocurre en un contexto complicado para la “T”, que atraviesa una profunda crisis futbolística e institucional, con un plantel golpeado por los malos resultados, la cercanía al descenso en la tabla anual, y la desconfianza generalizada hacia la dirigencia encabezada por Andrés Fassi. Esta agresión no hace más que sumar angustia a un grupo que ya viene cargado de frustraciones y presiones. Más allá del resultado deportivo, lo que quedará grabado en la memoria de esta noche es la imagen de Navarro llorando con impotencia. El fútbol sudamericano tiene una nueva mancha, y está en manos de los organismos competentes transformar la indignación en justicia. Porque no se trata solo de un insulto en medio de un partido: se trata de dignidad, de respeto, y de la lucha por erradicar el racismo de una vez por todas.