La llegada de Miguel Ángel Russo a Boca Juniors marca su tercer ciclo al frente del equipo xeneize. Esta vez, su retorno se produce en un contexto de crisis institucional y deportiva, con el objetivo inmediato de afrontar el Mundial de Clubes en junio. El Consejo de Fútbol, integrado por Raúl Cascini, Mauricio "Chicho" Serna y Marcelo Delgado, mantiene una relación cercana y fluida con Russo, lo que podría facilitar la gestión diaria del plantel.  Durante su anterior etapa en Boca (2020-2021), Russo logró cuatro títulos, incluida la Copa Libertadores, y su vínculo con el Consejo fue sólido. A diferencia de sus predecesores recientes, como Fernando Gago y Jorge Almirón, cuya relación con la dirigencia fue más distante, se espera que Russo tenga un contacto más directo y constante con los miembros del Consejo.  El entrenador ya se despidió de San Lorenzo, donde presentó su renuncia tras la eliminación en las semifinales del Torneo Apertura. Aunque aún debe formalizar su desvinculación contractual, se espera que Russo asuma en Boca en los próximos días.  En cuanto a la gestión del plantel, el Consejo de Fútbol ha sido objeto de críticas por parte de los hinchas, especialmente en los últimos partidos del Torneo Apertura, donde se escucharon cánticos en su contra. Sin embargo, la buena relación con Russo podría contribuir a una mayor armonía en la toma de decisiones y en la incorporación de refuerzos, como los casos de Marino Hinestroza y Aníbal Moreno, que ya están en carpeta.  Con el Mundial de Clubes en el horizonte, donde Boca compartirá el Grupo C con Bayern Múnich, Benfica y Auckland City, la experiencia y el conocimiento de Russo serán fundamentales para encarar este desafío internacional.  La expectativa es alta, y la dirigencia confía en que la tercera etapa de Russo al frente de Boca Juniors pueda devolverle al club la estabilidad y los resultados que tanto anhela su hinchada.