La Copa del Mundo llegó a casa. El 1 de junio de 1978 no fue un día más: fue el día en que Argentina se convirtió en el centro del fútbol mundial. El país abría las puertas de su cancha más emblemática —el estadio Monumental— para dar inicio al Mundial que, un mes más tarde, lo consagraría campeón por primera vez. Aquel jueves, Buenos Aires se tiñó de celeste y blanco. Más de 70.000 personas colmaron las tribunas de River, mientras millones seguían la transmisión por televisión. Afuera, el contexto político era oscuro: el país estaba bajo una dictadura militar que usó la Copa como vidriera. Pero en la cancha, la pasión popular hablaba más fuerte que cualquier discurso. Un acto con toda la pompa y la tensión de la época La ceremonia de apertura combinó tradición y solemnidad. Hubo desfile de delegaciones, bailes típicos, bandas militares y la presencia del entonces presidente de facto Jorge Rafael Videla. Las Fuerzas Armadas querían mostrarle al mundo una Argentina organizada, mientras el fútbol se convertía en el gran anestésico social. Pero los verdaderos protagonistas estaban por entrar. La Selección Argentina, dirigida por César Luis Menotti, saltó al campo con una misión clara: ganar. Enfrente estaba Hungría, un rival duro, de esos que te pueden arruinar la fiesta en la primera página del libro. El debut: sufrimiento, reacción y desahogo Y la película empezó torcida. A los 10 minutos del primer tiempo, Hungría se puso 1-0 gracias a un gol de Csapó. El Monumental quedó en silencio. Pero fue solo un susto: cinco minutos más tarde, Leopoldo Jacinto Luque marcó el empate y desató la primera ovación de la noche. Ya en el segundo tiempo, con el equipo más asentado, Daniel Bertoni anotó el 2-1 final, en una jugada que hizo estallar a la hinchada. La Selección arrancaba su Mundial con una victoria clave. No fue fácil, pero fue el primer paso de una caminata épica que terminaría, 30 días después, con Argentina campeona del mundo por primera vez, venciendo a Países Bajos en la final del 25 de junio, también en el Monumental.    Passarella, capitán, alza la Copa del Mundo en el estadio Monumental Lo que vino después Aquel 1 de junio quedó en la memoria colectiva. Fue más que el inicio de un torneo: fue el comienzo de una historia gloriosa. La imagen de los papelitos, las banderas y los cantitos todavía retumba en la historia del fútbol argentino. El Mundial ’78 fue polémico, sí, pero también inolvidable. Y todo comenzó ese día, cuando la pelota rodó por primera vez... en casa.