Estudiantes de La Plata vive días calientes. No por lo futbolístico, sino por una interna institucional que amenaza con romper la estabilidad del Club. Todo comenzó con la sorpresiva incorporación de Carina Magnabosco, una empresaria brasileña con pasado como scout y agente de futbolistas, que fue señalada como nueva mánager del club sin anuncio oficial. Según versiones periodísticas, la llegada de Magnabosco no habría sido consensuada con el cuerpo técnico ni con el área de fútbol profesional. De hecho, se habla de un fuerte cortocircuito entre Verón y el DT Eduardo Domínguez, quien quedó descolocado por la noticia. También trascendió que Marcos Angeleri, actual secretario técnico y excompañero de Verón, habría manifestado su disconformidad y tendría las horas contadas en el cargo. En medio de los rumores y las críticas, fue la propia Magnabosco quien rompió el silencio. En un posteo desde sus redes sociales, disparó contra quienes la acusaron de estar involucrada en causas judiciales y de haber entrado al país sin documentación en regla. “No soy estafadora”, aclaró. “Paren de creer en fake news y de alimentar el odio sin chequear fuentes”, escribió con tono desafiante. Aunque desde el club no hay un comunicado oficial, la jugada de Verón es clara: busca renovar la estructura deportiva con una figura que, si bien genera polémica, también promete otro perfil de gestión. Algunos en la dirigencia ven con buenos ojos la incorporación de una mujer con visión empresarial internacional; otros creen que es una movida inconsulta, arriesgada y que puede costar la unidad del proyecto. Del otro lado, la gente está dividida. Algunos hinchas bancan a Verón por su historia; otros lo acusan de querer manejar el club como si fuera una empresa personal. La falta de claridad en los comunicados oficiales no hace más que avivar el fuego. Por ahora, Domínguez sigue al frente del equipo, pero si no hay gestos concretos desde la CD, su continuidad podría estar en duda. Angeleri, en tanto, se mantiene en silencio, aunque allegados aseguran que se siente desautorizado. En definitiva, el “Pincha” no solo pelea en el campo de juego, sino también en los pasillos del Country. Y esta vez, el partido parece ser de poder.