Juan Román Riquelme vivió uno de los momentos más frustrantes de su leyenda en 2007. Tras liderar a Boca Juniors a la conquista de la Copa Libertadores con su brillante cuota técnica, su retorno al club —que llegó por la ventana de transferencia de mediados de año desde el Villarreal— parecía abrir paso a una alegría mayor: su presencia en el primer Mundial de Clubes oficial de la FIFA en Japón. Pero la ilusión se esfumó por un detalle administrativo crucial. La FIFA exige que los clubes inscriban a sus futbolistas en una lista preliminar de 30 jugadores antes de un plazo fijado, que en 2007 fue el 23 de noviembre. Riquelme, enrolado en Villareal hasta ese momento, no formaba parte de esa lista, por lo que no podía ser añadido. Boca intentó una salida: la AFA gestionó su inclusión mediante la baja de otro jugador, pero FIFA lo rechazó, al igual que la confederación, apoyándose en que no se cumplía el requisito reglamentario . La voz oficial no dejó lugar a dudas: John Schumacher, vocero del torneo, confirmó que Riquelme "no cumple con los requisitos para jugar el torneo", y el organismo también rechazó el recurso presentado por Boca mediante la baja de un jugador inscrito, alegando una “grave lesión” . Ese Mundial se jugó en diciembre en Tokio, donde Boca venció en semifinales a Étoile Sportive du Sahel y cayó 4-2 ante el Milan en la final. El enganche no pudo participar y su ausencia se sintió: el Xeneize extrañó a quien había sido figura y goleador en la Libertadores . ¿Qué sucedió en el entretiempo? Riquelme había regresado al club en febrero de 2007 para disputar la Libertadores y volvió a Villarreal tras el título. Con problemas en España y pocas chances de jugar, Boca gestionó su pase, que incluyó pagos al Villarreal y finalmente se concretó a fines de noviembre. Llegó para el Mundial, firmó un contrato con Boca hasta 2010… pero era demasiado tarde para ser incluido en la nómina del torneo . Román siempre dejó en claro que no volvería solo para jugar el Mundial de Clubes: lo consideraba una falta de respeto al plantel que venía trabajando desde principio de año . A pesar de todo, volvió al club en 2008 para seguir extendiendo su legado, incluso sin haber podido estar ese día en Japón . Las tapas de Olé que informaron sobre la posibilidad de permanencia de Riquelme en Boca y la chance frustrada a mediados de 2007 Así fue como Boca, pese a su historia grandiosa y a la estrella del 10, tuvo que disputar ese Mundial sin Riquelme. Una situación que quedó registrada en la memoria de los hinchas y que hoy se evoca con mezcla de orgullo y pena: el talento más grande del ciclo no tuvo tiempo de inscribirse, pero su espíritu nunca faltó en el campo ni en el corazón Xeneize.