En la previa del Mundial Sub 20 de 2005 —torneo que terminaría ganando con Argentina— *Lionel Messi* sorprendió al afirmar con seguridad: *“Vamos a ganarlo”*. Una declaración que encendió la ilusión y luego se convertiría en una de las primeras señales de grandeza del crack. Esa frase quedó guardada en la memoria colectiva. Apenas horas después, Messi y sus compañeros arrancaron la ruta al título: goles decisivos, asistencias, regates icónicos y un festejo con la espiga europea en alto. El mundial juvenil dio el primer paso hacia una carrera histórica, y la confianza de Messi en sí mismo ya mostraba que no se trataba solo de talento: era mentalidad ganadora. Argentina venía de un periodo irregular en juveniles. Sin embargo, el grupo liderado por Messi se reconectó con la gloria después de 18 años: el título regresó tras la final de 1987. Y esa victoria abrió una puerta: el mundo empezó a mirar a la albiceleste con ojos nuevos. Con el correr de la tarde, esa premonición ilustró quién se estaba gestando: un líder silencioso, pero imparable. Messi marcó cuatro goles en el torneo y se ganó el Botín de Oro. Detrás quedó la prensa internacional deslumbrada, describiéndolo como un jugador “que ya parece considerado de élite” a los 17 años. Esa victoria tuvo efectos a largo plazo: rompió barreras de confianza, inspiró generaciones y le dio a Messi la primera placa de “ahora sí quiero todo”. Y aunque ese sub 20 fue solo el comienzo, inauguró el camino que lo llevaría a conquistar la Copa América, la Champions y, finalmente, un Mundial mayor.     * Antes del debut, Messi pronosticó triunfo con confianza total * Campeón del Sub 20. Botín de Oro en el torneo. * Frase premonitoria que anticipó mentalidad ganadora y liderazgo.