Buenos Aires, domingo 7 de septiembre de 2025 – Rodrigo Battaglia encontró su lugar en Boca. El mediocampista admitió que sabía perfectamente cuál era el “precio” de jugar en el Xeneize: la presión constante, el ojo vigilante de la hinchada y la exigencia mediática. “Al principio fue abrumador: todo el día y en todos lados se habla de Boca. Sabía que ese era el precio… si ganamos, todo bien; si perdemos, se leen barbaridades”, confesó en charla con la revista oficial del club. Dicho eso, el momento que vive el santafesino es muy distinto. “Recién ahora lo estoy disfrutando”, admitió entre sonrisas, mientras describe lo que significa para él entrenar en Ezeiza, pisar La Bombonera, y sentirse responsable de transmitirle ese sentimiento al grupo, sobre todo a los más jóvenes. Battaglia se consolidó como uno de los referentes del mediocampo junto a Leandro Paredes. La dupla funciona, el diálogo fluye y el respeto es mutuo. Sobre su compañero, fue contundente: “Es un pibe fantástico... cuando le damos la pelota, puede meter un pase que ni vimos”, dijo, destacando la jerarquía y el carácter esencial de su ladero futbolístico. Esa etapa de plenitud religiosa encontró su punto de inflexión a través de un gesto compartido: su abrazo a Alan Velasco tras el primer gol del juvenil. “Lo viví muy de cerca... ese abrazo fue un descargo para él y para mí”, contó. Un momento de conexión que sintetiza su nuevo rol: referente, contención y presencia emocional en un vestuario que vuelve a vibrar.   Battaglia entendió que vestir la azul y oro es una prueba permanente. Hoy, en cambio, vive la camiseta desde otro lugar: con paz, con orgullo y sabiendo que lo que viene se disfruta con el pecho abierto y el alma intacta.       WhatsApp: https://whatsapp.com/channel/0029VbAgwh3DeONCnOA33c40 X: www.x.com/zonadegol_ok