El clima en Boca no da respiro. Y esta vez, no fue una derrota ni una eliminación la que encendió la mecha. Fue la gente. El domingo, durante el partido ante Lanús por los cuartos de final del Torneo Apertura, la Bombonera se convirtió en el escenario de un grito de hartazgo. Desde la platea, pero también con ecos en otras tribunas, se escucharon insultos y silbidos dirigidos directamente a la Comisión Directiva, con Juan Román Riquelme en el centro de la escena. El desahogo fue contundente. “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”, corearon miles de hinchas, visiblemente enojados con el presente del club, sin Copa Libertadores, con un funcionamiento futbolístico que no convence y con decisiones institucionales que muchos cuestionan. En el Consejo de Fútbol tomaron nota. Riquelme y los suyos reconocen que la bronca excede lo deportivo y responde a una combinación explosiva de malos resultados, frustraciones acumuladas y un desgaste político creciente. El Consejo, que hasta hace poco era intocable por su rol en el ciclo exitoso reciente, hoy siente el runrún cada vez más cerca. Autocrítica puertas adentro Más allá del enojo de la gente, hay en el club una introspección inevitable. La elección de entrenadores —desde la sorpresiva salida de Almirón hasta el interinato de Herrón— no dio frutos. La eliminación prematura en la Libertadores, a manos de Alianza Lima en la Fase 2, todavía duele. Y en este primer semestre del año, Boca apenas logra sostenerse en la pelea local, sin mostrar un funcionamiento que ilusione. Sumado a eso, hay ruido interno por decisiones que generan cortocircuitos: algunos jugadores relegados sin explicación, refuerzos que no rindieron y una falta de transparencia que alimenta el malestar. Riquelme, en el ojo de la tormenta Riquelme sabe que ya no cuenta con el respaldo incondicional de la gente. El ídolo eterno se enfrenta a una nueva realidad: la de un dirigente con cuestionamientos. Aunque puertas adentro mantiene el control del club, los murmullos crecen. En la previa al partido, hubo reunión de Comisión Directiva. Allí se trató la convocatoria a Asamblea Anual Ordinaria para junio, pero también se puso sobre la mesa el malestar generado por ciertas decisiones comunicacionales y los ataques que sufrió Riquelme desde algunos medios. Mientras tanto, desde la dirigencia empiezan a hablar de una posible campaña política en su contra. ¿Oposición encubierta? ¿Fuego amigo? Nadie lo confirma, pero el contexto se calienta. Por ahora, no hay cambios en el Consejo de Fútbol, y Ricardo Rosica sigue como secretario general. Pero las próximas semanas serán clave: si Boca no logra meterse entre los cuatro mejores del Apertura, la presión podría ser insostenible.