Leandro Paredes vive un momento complejo en Roma. Desde aquel 13 de abril, cuando fue reemplazado en el entretiempo del clásico ante Lazio, el mediocampista argentino no volvió a ver acción. Claudio Ranieri, que asumió interinamente tras la salida de De Rossi, parece haberlo relegado completamente: en los últimos cinco partidos, Roma ganó cuatro... y Paredes ni siquiera sumó minutos. Este presente en el banco encendió las alarmas, tanto en Italia como en Argentina. Pero lo más llamativo no es solo su ausencia en cancha, sino lo que hay detrás de eso: una cláusula contractual que estipula una renovación automática por un año más si alcanza cierto porcentaje de partidos jugados. Hoy, Paredes está justo en el 50%, el límite. Y si se toman en cuenta sólo las titularidades, ese porcentaje baja considerablemente. ¿Casualidad que no juegue? En el mundo del fútbol, pocos creen en las casualidades. En paralelo, Boca Juniors sigue de cerca cada movimiento. Es que, como confirmó el propio jugador meses atrás, existe una cláusula exclusiva que le permite al Xeneize repatriarlo por 3.5 millones de euros, pero solo en dos momentos del año: mayo y diciembre. Y el primero de esos momentos está al caer. Desde el club ya se comunicaron con el entorno del futbolista para hacerle saber que están dispuestos a igualar el mejor contrato del plantel (actualmente el de Edinson Cavani) para convencerlo. La operación no sería sencilla desde lo deportivo, pero sí viable desde lo emocional. Paredes siempre expresó su deseo de volver a Boca, y aunque en el último mercado su prioridad fue continuar en Europa, este escenario podría acelerar su regreso. La falta de minutos, la tensión en Roma y la oportunidad de jugar el Mundial de Clubes con la camiseta que lo vio nacer inclinan la balanza. El Consejo de Fútbol, con Riquelme a la cabeza, está expectante. Boca necesita jerarquía en el mediocampo y ve en Paredes una incorporación top para encarar la Libertadores y lo que será el histórico torneo internacional en Estados Unidos en junio de 2025. Por ahora, silencio. Pero si no vuelve a jugar en Roma en los próximos días, todo indica que su destino podría estar más cerca de La Boca que del Coliseo romano. La novela recién empieza, pero Boca está preparado para el golpe final.