Primera

"Atajalo, por favor"; exclamaba Riquelme, entre la tensión y la súplica

En una noche cargada de nerviosismo y reproches en La Bombonera, Juan Román Riquelme vivió con intensidad la definición por penales ante Lanús, llegando a suplicarle al arquero Agustín Marchesín que detuviera el primer disparo.

  • 11/05/2025 • 14:56

Boca Juniors se clasificó a los cuartos de final del Torneo Apertura 2025 tras eliminar a Lanús por penales en una noche tensa en La Bombonera. El equipo de Mariano Herrón no logró romper el cero durante los 90 minutos y necesitó de la definición desde los doce pasos para avanzar. Más allá del resultado, el foco estuvo en las tribunas: por primera vez desde que asumió como presidente del club, Juan Román Riquelme recibió fuertes reproches de los hinchas.

Durante la tanda de penales, la tensión se apoderó del estadio y del palco presidencial. Las cámaras captaron a Riquelme claramente nervioso, pidiéndole casi con desesperación a Agustín Marchesín que atajara el primer penal: “¡Atajalo, por favor!”, se lo escuchó decir. El arquero, una de las figuras de la noche, cumplió: se lució deteniendo ese disparo inicial y allanó el camino para el triunfo Xeneize por 4-2.

Más allá de la clasificación, el rendimiento del equipo dejó muchas dudas. Boca volvió a mostrar un juego deslucido, sin peso ofensivo y con problemas para generar situaciones claras. En las tribunas, la gente expresó su hartazgo no solo con los futbolistas, sino también con la dirigencia, en especial con Riquelme, quien venía gozando de un apoyo prácticamente incondicional hasta ahora.

El entrenador Mariano Herrón, en conferencia, reconoció el flojo nivel y la tensión reinante. Como medida de contención, decidió darle al plantel un día libre para descomprimir. En la próxima instancia, Boca enfrentará al ganador del duelo entre Independiente e Independiente Rivadavia.

Lo que debería haber sido una noche de celebración por el pase de ronda terminó dejando un sabor amargo en el mundo Boca. El equipo no encuentra el rumbo futbolístico, y la dirigencia empieza a sentir la presión desde las tribunas.