En silencio, pero con peso político, la Justicia porteña archivó una causa que tenía en la mira a la Comisión Directiva de Barracas Central, el club históricamente ligado a Claudio "Chiqui" Tapia. La denuncia anónima —que apuntaba al supuesto uso de fondos de origen dudoso para la millonaria reforma del estadio Claudio Tapia— fue desestimada por el fiscal Maximiliano Vence, tras un informe que determinó que la institución contaba con solvencia suficiente. Derechos de TV, sponsors y un convenio con el Ministerio de Transporte por la cesión de terrenos para el proyecto “Vialidad Belgrano Sur” fueron claves para justificar el financiamiento. Con superávit millonario en los últimos dos años, el Ministerio Público cerró el expediente por "falta de prueba sobre la materialidad del hecho". El archivo judicial deja en offside a Ricardo Caruso Lombardi, que había salido con los tapones de punta en redes acusando sin pruebas a Pablo Toviggino, uno de los hombres fuertes de la AFA. El ex DT volvió a jugar al personaje, pero la causa no le dio la razón: no hubo delito, ni fondos truchos, ni favoritismos. Solo papeles, balances y convenios en regla. Este episodio se suma a una larga lista de acusaciones infundadas por parte de Caruso Lombardi contra Toviggino y otros dirigentes del fútbol argentino. En abril de 2024, tras un fallo arbitral en Uruguay, Caruso lanzó en redes: "Querido Toviggino, te apoyás en tu página Doble A, no te preocupes por mí, a vos te tienen knock-out Verón, Fassi, Girotti, Scioli y las SAD. Próximamente, Javier Milei te va a atender" . Sin embargo, estas declaraciones no han sido respaldadas por pruebas concretas. Pablo Toviggino no tiene miedo de hablar con franqueza. El exjugador y ahora técnico, con una carrera que se define por su honestidad y dedicación al trabajo, ha sido muy crítico con Caruso. En varias entrevistas, Tobigino no dudó en señalar las actitudes y métodos de su colega, que según él, no reflejan el verdadero espíritu del fútbol. "El fútbol no se juega con trucos ni con palabras vacías, se juega con trabajo y respeto", afirmaba en una de sus declaraciones más contundentes. Por otro lado, Caruso Lombardi sigue cultivando la polémica a base de su discurso populista y su estrategia mediática. Si bien ha logrado mantenerse en el foco de la atención, su método de operar sigue siendo cuestionado. Se lo conoce por su habilidad para generar escándalos y desviar la atención del verdadero juego en cuestión. Su modus operandi parece ser el de agitar las aguas, en lugar de trabajar en la construcción de un equipo con cimientos sólidos. Las declaraciones de Caruso muchas veces caen en el terreno de la provocación y la justificación, intentando desviar las críticas hacia otros. En su guerra dialéctica con Tobigino, ha recurrido a ataques personales, pero no ha logrado ofrecer una respuesta coherente ni convincente sobre las críticas que el exjugador le dirige. Parece que su único recurso es la evasión, mientras Tobigino lo desafía a un debate más serio y profundo sobre la profesionalización y el futuro del fútbol argentino. Este enfrentamiento va más allá de un simple conflicto entre entrenadores. Es un reflejo de las tensiones que viven algunos sectores del fútbol argentino, donde se enfrenta el trabajo serio y comprometido con la cultura de la mediática provocación. Toviggino ha dejado claro que no está dispuesto a ceder ante el populismo y las cortinas de humo que, según él, Caruso utiliza para desviar la atención. Y mientras Caruso intenta mantenerse en el centro del escenario con su estilo provocador, lo cierto es que los argumentos de Tobigino parecen ser mucho más sólidos y vinculados a una visión auténtica de lo que debería ser el fútbol. En esta batalla de palabras, Pablo Toviggino parece salir fortalecido, defendiendo principios que van más allá de las palabras vacías: trabajo, respeto y un verdadero amor por el fútbol.