El primer paso fue Brasil, que ya informó oficialmente a FIFA su interés para 2029 , y no son los únicos: Argentina, Uruguay y Paraguay también suenan fuerte como posibles sedes, aportando historia, pasión y logística compartida.                                  ¿Por qué Sudamérica? 1. *Pasión incomparable*: hinchadas de Boca, Flamengo y River hicieron temblar estadios en EE.UU. y virtualmente empujaron a FIFA a reconocer su papel central . 2. *Significado histórico*: al alinearse con el Mundial Centenario, albergar el Mundial de Clubes conecta con la mística del fútbol sudamericano . 3. *Competencia a Europa/EE.UU.*: el torneo busca legitimarse como equivalente al Mundial de Selecciones. Sudamérica aporta infraestructura, tradición y rebeldía cultural frente a candidaturas más financieras .    Plazos y escenario * *2025*: primera edición del nuevo formato en EE.UU., con 32 equipos y notable protagonismo sudamericano. * *2029*: Brasil ya se postuló. Conmebol también avanza en presentar candidatura regional. * *FIFA* deberá decidir tras 2026/2027, evaluando impacto deportivo, económico y político frente a otras propuestas (EE.UU., España).   * *2029/2030*: calendario ideal para hacer converger el torneo de clubes con los festejos del Centenario simultáneos al Mundial de Selecciones .   Riesgos y desafíos * Recaudación y logística: aunque la pasión es un activo, los márgenes financieros pueden ser inferiores a los de Estados Unidos o Europa. * Coordinación multinacional: avanzar requiere consenso entre varios estados y la articulación de infraestructura y seguridad. * Competencia global: Europa, EE.UU. y Medio Oriente representan alternativas con mayor respaldo económico e instalación mediática.    En resumen Sudamérica aspira a organizar el Mundial de Clubes 2029 como preludio del Centenario de 1930, movido por la pasión histórica, el impacto deportivo y la proyección continental. Brasil lidera la iniciativa, con apoyo potencial de Argentina, Paraguay y Uruguay. Ahora resta la decisión de FIFA, que deberá equilibrar entre impacto económico y valor emocional del fútbol. Con esta estrategia, Sudamérica busca quedarse con el torneo antes destinado a otras potencias. La pasión también es una carta de negociación.