La suplencia de Marcos Rojo en el reciente partido de Boca Juniors frente a Independiente no se debió a una cuestión física, como inicialmente se informó, sino a un acto de indisciplina. Aunque se alegó que el defensor padecía fiebre, la verdadera razón fue su inasistencia al entrenamiento del sábado previo al encuentro. El director técnico interino, Mariano Herrón, decidió relegarlo al banco de suplentes como medida disciplinaria. Según las normas internas del club, los jugadores deben presentarse en el predio de Ezeiza para que el cuerpo médico evalúe su estado de salud. Rojo, sin embargo, se limitó a comunicar su malestar sin asistir al entrenamiento, lo que generó malestar en el cuerpo técnico. Esta no es la primera vez que el defensor se ve involucrado en situaciones similares, lo que ha generado preocupación en la dirigencia y el cuerpo técnico. La decisión de Herrón de no incluir a Rojo en el once titular fue respaldada por la dirigencia, que busca mantener la disciplina y el compromiso dentro del plantel. La situación se produce en un momento crítico para Boca Juniors, que busca consolidarse en el torneo y necesita de todos sus referentes en óptimas condiciones físicas y disciplinarias. La ausencia de Rojo en el equipo titular y su historial de indisciplinas plantean interrogantes sobre su futuro en el club. La dirigencia y el cuerpo técnico deberán evaluar si el defensor puede retomar su rol de líder y referente dentro del plantel o si es necesario buscar alternativas para fortalecer la defensa del equipo. Esta situación también pone de manifiesto la importancia de la disciplina y el compromiso en el fútbol profesional, donde el respeto por las normas y la responsabilidad individual son fundamentales para el éxito colectivo.