La alegría de asegurar el primer puesto en el Grupo B de la Copa Libertadores quedó opacada por la noticia de la mañana en Núñez: Paulo Díaz fue descartado por una sinovitis en su rodilla izquierda y no formará parte de los concentrados para el duelo clave de este martes 27 de mayo, a las 21:30, en el Monumental ([turn0search0]) Desde la práctica del domingo, el defensor chileno sintió dolor y quedó al margen de la última sesión previa al choque frente a Universitario. Es la segunda baja en la retaguardia tras el desgarro de Leandro González Pírez, y Marcelo Gallardo no quiso arriesgarlo: prefirió preservarlo para que llegue descansado y sin inflamación al Mundial de Clubes, donde River debutará el 17 de junio en Seattle ([turn0search0]) El desafío de la defensa Ante esta ausencia, Germán Pezzella se calza la camiseta de titular y formará pareja en el centro de la zaga junto a Lucas Martínez Quarta, quien pasará a ocupar el rol de segundo marcador central, una posición en la que deberá dar el plus de liderazgo que el chileno acostumbraba aportar ([turn0search0]) La misión es doble: no solo mantener el arco en cero para buscar el pasaje a octavos con la ventaja de cerrar en casa, sino también sumar puntos para pelear por ser el “segundo mejor primero” de toda la Libertadores y así asegurar localía en todas las series decisivas. Corazón millonario La noticia cayó como un baldazo de agua fría entre los hinchas. El Monumental, que vibra con cada centralización de Díaz, verá en Pezzella a un guerrero dispuesto a dejar la vida en cada cruce. Y detrás de él, Franco Armani y la garra de todo el plantel prometen que la defensa no se resienta. Con la ilusión intacta y la mística copera a flor de piel, River no dará tregua. Porque en Núñez —con o sin Díaz— la esperanza se viste de rojo y blanco, y cada pelota parada es una promesa de gloria.